Solía ser cariñoso
con quien más me ama.
Con ella.
A quien fallé y no se rindió,
dejandole a deber mil perdones
y millones de gracias.
Profesora de mis sueños,
heroína de mis pesadillas
y salvavidas de mis hundimientos.
Siempre me ha jodido
ser tan cobarde,
incapaz de admitir
que la quiero.
A ella,
mi madre.