Olvidarte me hace recordar.
Los amaneceres que perdimos,
entre sabanas y aromas amargos.
Una peca infinita
entre mis efímeros besos.
La vez que lo hicimos
y las tantas que no.
Recuerdo aquella primavera
fría,
en que se me helaron los huesos
pero no el alma.
Y olvido
tras las noches de alcohol,
y las heridas sangrantes,
y las resacas solitarias.
Olvido que eras
realidad y ficción.
Y recuerdo
esa forma tuya tras las
sombras,
de sexo, amanecer y calma.