lunes, 28 de diciembre de 2015

Reflexión X - Futuro

Estate tranquilo,
no desesperes,
sigue el camino
y no caigas en la tentación.
Anda.
Camina.
Sigue adelante
pero despacio,
no tengas prisa.
Miralo, ahí esta,
¿lo ves?
Camina,
no pasa nada
yo estoy aquí.
Respira:
uno, dos, tres,
cuatro, cinco, seis,
siete, ocho,
nueve,
diez;
respira.
¿Tienes miedo?
Lo sé, yo lo se todo
y más te vale caminar despacio.
Tranquilo
no te va a pasar nada
pero no mires atrás,
solo camina
y no te vuelvas,
tranquilo.
¡Corre!

miércoles, 23 de diciembre de 2015

Reflexión IX - asesina

quiero verte
mirarte
pensarte
abrazarte
comerte
gozarte
y amarte
quiero bailar contigo
y que sueñes conmigo
a ti
te quiero
pero no puedo
porque hieres
quemas
golpeas
cortas
destrozas
y matas
dejándome muerto
asesinado por tu maldita sonrisa perfecta

lunes, 14 de diciembre de 2015

Reflexión VIII - Un gran poder conlleva una gran responsabilidad


Elecciones, sufragio universal, escaños... ¿Qué es todo esto? Menos de una semana para las elecciones y los números bailan, las encuestas hablan, los partidos luchan y los candidatos sudan. Pero, ¿esto qué es? ¿Qué tengo que hacer yo?  No lo sé. Los datos me abruman, los números me lían y el paro sube y baja por momentos.

¿Y de lo mío qué? Acaso no soy yo el que voto. Solo veo a esos extraterrestres discutir, echándose en cara cosas y jugando a un y tú más. Entonces, ¿a quién tengo que votar? Siento que ni esos son los buenos ni tampoco son los malos, simplemente son políticos. Y pobrecitos, la mayoría no es capaz de comprender el mundo que le rodea. 

Pero haciendo un esfuerzo y tratando de sacar el lado positivo de las cosas quiero lanzar un mensaje de esperanza: puedo votar. Si, puedo elegir, de hecho todos podemos elegir. Y como dijo el tío Ben: un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Todos tenemos el poder pero quizás no nos damos cuenta de que también tenemos la responsabilidad. Somos responsables de lo que votamos y a quien votamos.

No vengo a tratar de convencerte de a quien tienes que votar pero si a que reflexiones. Reflexiona porque votas a quien votas o porque no votas. Lee, infórmate y pregúntate a ti mismo ¿esto es lo que quiero para mí? No te preocupes si tienes duda, eso es bueno, esos es que lo estás haciendo bien pero como en la vida no todo puede ser bueno así que voy a pedirte otra cosa.

Desconfía, no te creas todo lo que te digan. Los partidos políticos son como tigres tratando de cazar a su presa, todo lo que te digan va a ser bueno porque si no estarían perdiendo votos. No dejes que lo que te entre por un oído entre en tu cerebro sin más. Imprégnate de todas las informaciones que puedas, escucha la radio, lee prensa, mira la televisión pero no solo de los que piensen como tú sino también los que piensen diferente a ti. 

Cuatro años son muy largos. En cuatro años te sacas una carrera. En cuatro años naces, aprendes a andar, a hablar y empiezas a ir al colegio. En cuatro años puedes enamorarte y desenamorarte de la misma persona. En cuatro años puedes dar un par de vueltas al mundo, correr varias maratones y descubrirte a ti mismo. En cuatro años te puede cambiar la vida tanto para lo bueno como para lo malo, porque cuatro años son muy largos.






jueves, 10 de diciembre de 2015

Reflexión VII - No me abandones

No puedo pedirte que te quedes
no puedo decirte que no te vayas
no puedo obligarte a que hables conmigo
no puedo hablarte de nosotros
no puedo acusarte de traición
no puedo enfadarme contigo
ni puedo culparte
pero si puedo pedirte que no me abandones
aunque me dejes tirado
aunque parezca que no tengo esperanza
aunque este destrozado
estas en pleno derecho
marchate
pero no me abandones
no dejes que lo que un día nos unió
vague en las dunas del olvido
hasta que nunca más podamos recordarlo
no me abandones
porque algún día
fuimos algo
ni bueno ni malo
simplemente algo
no me abandones
aunque nos volvamos a cruzar
y no nos hablemos
ni nos miremos
convirtiéndonos en desconocidos
no me abandones
porque algún día
miraras a atrás
y estaré allí
siendo lo que fuimos.

 

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Reflexión VI - Autocomplaciencia


        "¡Fracasado!"  me gritaba al golpearme, "¡fracasado, fracasado!"; y golpe tras golpe me lo repetía dándome a entender a través de sus nudillos que aquellas palabras debían retumbar en mi conciencia. Y así lo hicieron, penetraron por los folículos de mi piel, impregnándose a través de la sangre en mis células, como un virus pero peor, porque no mataba.

        De este modo descubrí que mi idealismo estaba obsoleto, que solo quedaba esperar el golpe. No sabía cómo enfrentarme a él, si acogerle con los brazos abiertos o adoptar una postura defensiva tratando de paliar sus efectos. Estaba ahí, inquieto, asustado, mirándome a los ojos como tratándome de decir que no quería hacerlo pero que no le quedaba otra. Nos quedamos cara a cara, esperando el momento sin apreciar como pasaba el tiempo. 

        Recordé aquellas palabras que aun retumbaban en mi interior, aquellas que se habían apoderado de mí a la fuerza: "¡fracasado!", fue entonces cuando él actuó. Perdió aquel gesto de inquietud y miedo que se había convertido en familiar, y acercándose a mí se transformó en algo violento, desgarrado, quebrado, que no soy capaz de explicar con claridad pero que me asustaba. Mi reacción fue ninguna, quedarme inmóvil. Entonces se acercó para golpearme y paso de mí.

        Un vacío recorrió mis venas, sustituyendo aquellas palabras que años atrás se habían impregnado en mi cuerpo. Cayeron en el olvido y ahora me encontraba hueco, sin saber ni cómo ni a dónde tenía que dirigirme. Estaba esperando a que el golpe me lo dijera.