domingo, 29 de noviembre de 2015

Reflexión V - Historia de un domingo

       Tu sonrisa, la que congela las balas y invade los corazones. Contemplativo ante una especie de sinergia astral. La perfección en unos centímetros de carne que bailan mientras hablas de tus sueños, tus inquietudes y tus miedos. 

       No aguanto más te tengo que besar. Arrancarte el alma de un mordisco para dejarte sin aliento y así  hacerte el boca boca darte vida de nuevo. Después del beso nos miramos, nos reímos y el universo se sienta pequeño. Somos felices y eso no se puede destruir ni con un Big Bang.

       Que se entrelacen nuestras manos y nos sinceremos. Puedo vivir sin ti, puedo dejarte ir pero no me da la gana. Puedes marcharte y dejarme tirado pero no quieres hacerlo. Te acercas a mi oído y me dices: "contigo no existe el tiempo", y que se detenga como si de Matrix se tratará.

       Hasta cuando lloras estas guapa, te abrazo fuerte hasta que no puedas respirar. Me siento mal por no poder solucionarlo todo, egoístamente intento hacerte sonreír y cuando lo consigo me siento mal. No quieres reírte sino que te escuche y te seque las lágrimas.

       Me miras distante, el silencio nos invade. Seguimos siendo los mismos, yo no he cambiado y tú tampoco. Te guiño un ojo y sonríes. Me voy en sentido contrario, sabiendo que tú vas hacia el otro lado. Me giro para verte pero ya no estas.

       Todo es un sueño, una película insustancial tirado en el sofá, un domingo raro.



No hay comentarios:

Publicar un comentario