domingo, 28 de febrero de 2016

Reflexión XVII - Mugre

   Multitudes homogéneas me rodeaban, incapaces de percibirme. Yo formé parte de la maraña. Durante muchos años percibí, viví y sentí como ellos y también me cubrí de mugre. Roña que se adherió a mi piel como si se tratase de un virus, no de los que matan al instante sino de los que lo hacen lentamente. Un día empecé a notar el olor a muerto.

   Era uno más, me creía diferente y único pero no lo era. Funcionámos uniformemente, sino ocurre ninguna disfunción jamás te darías cuenta de que estás lleno de mierda. Supongo que algo debió de fallar conmigo. Ante mi se descubrió la realidad, mi condición de individuo insignificante y efímera. Un ser que nace, se desarolla, genera otros seres y cuando no sirve, muere.
   Estoy cubierto de roña, limpiarme supondría lavarme y lavarme supondría herirme. La roña puede que se vaya pero formará una herida, la herida puede que se vaya pero formará una cicatriz, la cicatriz no se irá nunca. ¿Prefiero seguir oliendo a mierda o sería mejor prenderme fuego?

   P.D.: He leído en Internet que la mugre se va con zumo de limón. 

 

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